miércoles, 15 de febrero de 2012

Galardón VII Certamen Internacional de poemas y cartas de amor Rumayquiya 2012






AMOR EN EL ABISMO
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Esta será mi última carta de amor para ti, tú que has sido el gran amor de mi vida.

Todo lo bello un día termina. Recuerdo con nostalgia nuestros primeros encuentros,

cuanta pasión sentía en el silencio de mis noches al pensar en tu ingenua persona, tú

siempre sonrojándote por todo, cuanta inocencia emanaba de tu ser y ahora me siento

incluso un poco culpable de haberte robado tanta candidez, de haber sido yo el artífice de que fueran desapareciendo de tu rostro y tu entelequia esas frescas primaveras, pero

bendita culpabilidad que hizo que tu cuerpo al mío se uniera.

Superado el torbellino de la juventud, de tanta incertidumbre del futuro, parecía que el remanso llenaba nuestra existencia, qué confort, más por lo que no deseábamos que por lo que teníamos.

Dejé de decirte palabras de amor/

Dejé de mirarte fijamente a los ojos/

Dejé de clavar en ti todas mis miradas/

Dejé de abrazarte en las noches/

Dejé de notar tus ausencias/

Dejé de aliviar tus miedos/

Dejó de importarte/

Y el otoño envolvió tus primaveras.

Un día sin saber exactamente el momento, tu mirada comenzó a quedarse prendida en el aire, en un abismo sin lugar, en parajes que el tiempo atrapaba y no te devolvía.

Dejaste de decirme palabras de amor/

Dejaste de mirarme fijamente a los ojos/

Dejaste de clavar en mí todas tus miradas/

Dejaste de abrazarme en las noches/

Dejaste de notar mis ausencias/

Olvidaste mi nombre/

Mi universo se llenó de miedos/

El mundo se desvaneció, /

Sólo tú eras mi universo/

Un gélido invierno se interpuso entre los dos envolviendo nuestros cuerpos de letargo y silencio.

Aún así, a mi me bastaba con tu presencia, prefería tu vacío a tu ausencia, sentir tu respiración en la noche cerrada, ver iluminarse tu rostro al ver a esa figura, que tú vislumbrabas afable, que te atendía, que te vestía, incluso cuando encerramos nuestras vidas en las cuatro paredes de nuestra casa, cuando los lugares por los que tantas veces habíamos paseado juntos agarrados del brazo, se volvieron para ti tenebrosos, oscuros, lúgubres.

Qué fuerzas mueven los hilos del destino, a veces de una forma tan cruel. Me han flaqueado tantas veces las fuerzas para seguir adelante, tantas veces he maldecido mi destino por haberte dado a ti esta enfermedad del olvido, que ahora siento que el peso de mis maldiciones me ha devuelto la bofetada para acallar todas mis quejas, parecía que nada peor que esto podría sucederme y ahora este atroz papel que sujeto en mi mano temblorosa, leyéndolo una y otra vez perplejo, atónito, deja mi corazón sin voluntad y pulveriza mi espíritu, apartando de mi toda cordura. Una sola palabra que trae desolación a una dura existencia, “cáncer”, este vocablo ahora en nuestra longevidad, mis fuerzas aniquila.

Mi mente devastada se pregunta./

¿Qué será de ti, si yo falto? /

¿Qué desolada habitación, de que austera institución te acogería?/

¿quién percibiría que tienes frío?/

¿quién al alba susurraría nuestra canción a tu oído?/

¿quién besaría calidamente tu frente cuando tus noches se llenen de miedos ?

Paseo mi mirada por los objetos que permanecen adormecidos en las estanterías, esos platos, esas copas también formaron en el pasado parte de un escenario más activo, de tantos festejos llenos de alegría. Hoy todo está quedo, incluso nuestras vidas.

¿Por qué dejé de decirte palabras de amor?/

¿Por qué dejé de mirarte fijamente a los ojos?/

¿Por qué dejé de clavar en ti todas mis miradas?/

¿Por qué dejé de abrazarte en las noches?.

Cuando descubran nuestros cuerpos inertes, algunas voces se alzará proclamando: esto ha sido un nuevo acto de “violencia doméstica” y así sumaran nuestra desolación, dolor y pena a alguna estadística de contubernio. Tal vez, algún día alguien perciba que en la sociedad hay un gran vacío y esta carta sirva para hacerles reaccionar y no llamen violencia de sexo a lo que es pánico a la soledad. Tú postrada en nuestro lecho, raudo yo yaceré contigo, esta será nuestra postrera noche juntos y con esta mi última carta de amor el mundo sabrá que tú has sido y para siempre serás el único y gran amor de mi vida. Duerme tranquila mi dulce flor que ya nunca jamás me apartaré de tu lado.

P.D.: Un nuevo día ha amanecido y no he sido capaz de llevar a fin mi cometido. Otra dura batalla que afrontar, otra guerra por ganar, otro horizonte que robarle al destino, no me pesa, mientras tú estés conmigo.

Porque he vuelto a mirarte fijamente a los ojos/

Porque he vuelto a clavar en ti todas mis miradas./

Porque he vuelto a abrazarte en las noches./

Porque aún se respira amor, en nuestra casa.


Patinar al lado del mar en Almería es todo un lujo

ADOPCIÓN POESIA DEDICADA A GLORIA UNA NIÑA CHINA ADOPTADA POR UNOS AMIGOS